Osamu Tezuka, el Dios del Manga, en el MNAC

Que el presente y el futuro del cómic pasan por el museo ya es una realidad innegable. Las acaloradas discusiones sobre sus orígenes (aquí o aquí) o sobre su marco definitorio (aquí o aquí) prueban que el noveno arte está en constante evolución, tanto formalmente como en su aceptación social y mediática, reflejándose en una mayor presencia en proyectos museísticos (dan fe varios artículos del blog). En España las instituciones públicas y privadas han acompañado e impulsado el crecimiento de la historieta estos últimos años con diversas exposiciones, destacando la labor del IVAM en Valencia, el Museo ABC de Dibujo e Ilustración o el Museo Reina Sofía en Madrid (maravilloso el monográfico sobre Krazy Kat). La presencia del noveno arte en lugares reservados anteriormente a la alta cultura parece consolidada y seguirá creciendo a tenor de los últimos anuncios.

En Cataluña, descartado el Museo del Cómic de Badalona, el MNAC (Museu Nacional d’Art de Catalunya) se ha erigido como el principal actor en el ámbito público. Con la intención de “patrimonializar y dar visibilidad al cómic, un género artístico que ha entrado en las salas del Museo para quedarse”, la colaboración iniciada en 2014 con FICOMIC (promotor del Saló del Cómic y Salón del Manga de Barcelona) ha dado lugar a muestras como la dedicada al nuevo Corto Maltés o a la revista el Víbora. Ahora, las renovadas sinergias entre MNAC y FICOMIC han conseguido traer a Barcelona la exposición Osamu Tezuka, el Dios del Manga, comisionada originalmente para el Festival de la Bande Desinneè d’Angouleme de 2018. Hoy recogemos un par de reflexiones sobre esta muestra dedicada al mangaka más importante de la historia, el Dios del Manga, y recordando, de paso, que la muestra todavía puede ser visitada hasta el próximo lunes 6 de enero de 2020.

La exposición inaugurada el 31 de octubre de 2019 da la bienvenida al visitante con una sala dedicada a los primeros trabajos de Osamu Tezuka (手塚 治虫, 1928-1989). Aquí podemos observar páginas originales (genga) de Issennen-go no Sekai (El mundo de aquí a mil años, 1948), de la trilogía de ciencia-ficción Lost World – Metropolis-Next World (1948-1951), de la versión de 1984 de Shin Takarajima (La Nueva Isla del Tesoro, 1947, su primera obra larga) o de Janguru Taitei (Kimba, el León Blanco, 1950-1954). Aunque ampliamente documentado, es fascinante comprobar cómo el estilo del Tezuka primerizo está fuertemente influenciado por los recursos narrativos del cine y por la animación Disney, con personajes de trazos redondeados, grandes cabezas y movimientos fluidos y exagerados. Tezuka fue una inspiración para los futuros maestros del manga, pero, sobretodo en sus inicios, las influencias ajenas era muy palpables. La oportunidad de contemplar los originales expuestos permite al visitante observar detalles técnicos que prácticamente sólo pueden apreciarse en el dibujo original; por ejemplo, el reducido tamaño de las páginas (no mucho más grandes que la versión impresa), la perfección en el entintado o las aguadas utilizadas para sombrear y dar textura, función que posteriormente cumplirían las tramas mecánicas. 

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La exposición prosigue con originales de prácticamente todas las obras largas de Tezuka, hasta llenar las paredes con casi 200 genga. Evidentemente hay un rincón dedicado a Astroboy (1952-1968), figura clave en la cultura popular japonesa, pero también a Buddha (1972-1983), MW (1976-1978), con una temática más oscura y adulta, La princesa caballero (1953-1956), obra clave del shōjo, o Dororo (1967-1969), grandes hitos en la historia del manga. Al poder disfrutar en un mismo espacio de ejemplos de la obra de Tezuka cubriendo 4 décadas de creación, se hace más notorio el cambio estilístico del autor a finales de los 60. Espoleado por el éxito de la generación de autores publicados en Garo (ガロ, 1964-2002), el Dios del Manga se reinventa buscando temáticas más adultas y un dibujo menos caricaturesco, buscando personajes realistas como en los manga gekiga. Aunque el visitante conozca la biografía y obra de Tezuka, el poder contemplar tantos originales juntos provoca una sensación única, un éxtasis sensitivo e intelectual generado por su capacidad narrativa y gráfica y por su habilidad para adaptarse a nuevos escenarios y sensibilidades. 

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Y si la acumulación de todas estas obras largas no ha sido suficiente para sorprender y deslumbrar al visitante, la exposición se reserva un último as en la manga para despedirnos. La pared más larga de la muestra está dedicada a enfatizar la infinidad de recursos gráficos que el Dios del Manga era capaz de utilizar en sus obras, desde innovativos diseños de página y viñetas hasta el uso de grandes manchas de negro, perspectivas y texturas imposibles o planos fijos al servicio de la narrativa. Sin temor a exagerar, puede decirse que cualquier intento en la actualidad por innovar en la composición de página o el uso de las calles (o gutter) será fútil, ya que Tezuka ya lo había probado antes. Los ejemplos expuestos en la sección “Innovación y narrativa” son la confirmación definitiva (e innecesaria) de hallarnos ante uno de los artistas más grandes de la historia reciente, no sólo del manga o el cómic, sino también de las artes plásticas en general. 

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Seguramente debido a limitaciones de espacio, se ha echado de menos la presencia del artefacto cultural en cuestión, el libro impreso. Aunque la contemplación de los originales es un gran estímulo por sí mismo, la contextualización de las páginas expuestas en su medio (y su narración) original habría sido un buen complemento para la exposición, más allá del debate sobre el valor de unos originales que se han creado con la finalidad de ser reproducidos masivamente. Algunas exposiciones recientes han solucionado este reto poniendo a disposición del visitante una librería con los cómics impresos (o accesibles digitalmente), como la exitosa Manga. The Citi exhibition (23 de Mayo – 26 de Agosto 2019, Museo Británico de Londres).

phpThumb_generated_thumbnailLa exposición se complementa con un excelente catálogo que acompaña al visitante una vez terminado el recorrido. A un precio de 25€, el libro recoge los textos de las cartelas explicativas (en español) y una gran cantidad de las páginas originales expuestas. El gran tamaño del libro hace que la reproducción sea de alta calidad y que los detalles de las ilustraciones sean fácilmente apreciables.

La exposición Osamu Tezuka, el Dios del Manga en el MNAC reafirma la tesis ya ampliamente aceptada que el cómic es un arte equiparable a otros géneros artísticos admirados en las salas de los museos. Además la exposición es una excusa perfecta para una excursión en familia, ya que la obra de Tezuka aúna el reconocimiento de la crítica y del lector adulto con la ilusión y ansias de aventuras del niño que está empezando a leer. Esta muestra es una ocasión única para contemplar en persona una cantidad importantísima de originales del mangaka más importante de la historia (el listado completo de obras expuestas puede encontrarse aquí), recorriendo su bibliografía desde los primeros destellos de genialidad en la posguerra japonesa hasta las obras más maduras de sus últimos años y sus experiencias en el mundo de la animación. No nos olvidemos del gran celo que Tezuka tenía en mostrar sus páginas originales, por lo que poder disfrutar de primera mano de esta cantidad y variedad de obras del Dios del Manga es un atractivo mayúsculo y que tardará mucho en poderse repetir en España.

¿A quién le puede interesar?

Al investigador especializado en Tezuka, al conocedor de su obra, al lector de manga habitual, al lector de manga esporádico, al lector esporádico, a cualquier persona que aprecie el arte y tenga una hora libre en Barcelona. La exposición sobre cómic en España más importante del año. No os la perdáis

Sinopsis oficial

Casi unos 200 originales del artista japonés Osamu Tezuka, conocido como el Dios del Manga por su aportación a la viñeta japonesa, se podrán ver en esta muestra que da a conocer la obra de un creador imprescindible para entender la evolución del manga después de la Segunda Guerra Mundial, y también uno de los autores más prestigiosos y prolíficos en el ámbito mundial.

Aunque el manga forma parte de la gran familia del cómic, una serie de elementos estéticos y narrativos lo identifican con el cómic realizado en Japón. Osamu Tezuka dió forma al manga moderno cuando comenzó a publicar manga poco después de la guerra. En 1947, el manga Shin Takarajima (publicado en castellano como La nueva isla del tesoro) se convirtió en un éxito. Se vendieron más de 400.000 copias, en una época en que comprar manga era un lujo. Su obra sorprendió por una narrativa visual muy innovadora, que se inspiraba en el cine y la animación, y que aportaba una velocidad y un movimiento que rara vez se habían visto en un cómic. Eran historias largas y con gran desarrollo, que se bautizaron como story-manga, que contrastaban con el manga de humor, contado en pocas páginas o viñetas.

Esta obra y las siguientes tuvieron un gran impacto en muchos lectores que decidieron convertirse ellos también en mangaka: autores de manga. La influencia de Tezuka fue muy importante en toda una serie de autores que acabarían por liderar la industria del manga en las décadas siguientes: nombres como el duo Fujiko Fujio (creadores de Doraemon), Shotaro Ishinomori (autor con el récord Guinness de páginas de cómic publicadas) o Yoshihiro Tatsumi (uno de los autores principales del gekiga), así lo reconocieron. Y, a día de hoy, en las creaciones más actuales, aún resuenan los ecos de Tezuka.

Astro Boy, La Princesa Caballero o Kimba, el león blanco, auténticos iconos del manga y también de la animación japonesa, son algunas de sus creaciones. Poco tiempo después, comenzaría a trabajar en obras de carácter más adulto: Adolf, Buda, Fénix, y uno de sus últimos grandes personajes, el cirujano Black Jack.

Osamu Tezuka se ganó a pulso el título de Dios del Manga, popularizó géneros y revolucionó la animación japonesa. Probablemente es uno de los autores de manga más conocidos en todo el mundo, y sin lugar a dudas de los más admirados por la crítica. Esta exposición supone una oportunidad única para ver de cerca sus creaciones y poder conocer y admirar la obra de uno de los autores de cómic más importantes de todos los tiempos.

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